En el artículo publicado hace unas semanas, hablába de la importancia que tiene redactar bien los textos para conseguir que los usuarios que llegan a ellos no se vayan sin leerlos y, a poder ser, que lo hagan hasta la última línea del texto.
Pero ya avisaba de que redactar para Internet no es igual que para los medios tradicionales, sobre todo por el soporte en el que se lee (una pantalla) y por los hábitos adquiridos por los internautas, que van y vienen como consecuencia de la gran cantidad de información que se encuentran por el camino.
Así las cosas, aunque es cierto que a escribir se puede aprender con práctica, también es verdad que seguir unas pautas puede ayudar a hacer mejor las cosas. Por eso, hoy voy a tener el atrevimiento de lanzar 8 consejos a quienes escribís textos destinados a Internet. Probablemente, muchos ya los teníais en cuenta cuando os poníais manos a la obra, pero nunca viene mal recordarlos.
1. Se claro y conciso.
No te extiendas más de la cuenta, ya que si obligas a leer texto irrelevante, los lectores se irán de tu página. Antes de dar por bueno un párrafo, una frase o una palabra, piensa si aporta algo, y si encuentras una sola letra prescindible, saca la tijera, no te cortes y recorta.
2. Utiliza enlaces.
Si crees que es importante profundizar en un tema porque puede aportar más información a los lectores que quieran saber más, incluye un enlace a otras páginas donde puedan ampliar sus conocimientos sin penalizar a la mayoría. Piensa en todos, ya que complacer a unos pocos te puede acabar dejando solo. Pero asegúrate de que cuando añadas el enlace éste se abra en una página o ventana nueva del navegador del lector. Queremos ofrecerle información extra, sí, pero no por ello vamos a hacer que abandone nuestra web o blog.
Si eliminas lo superfluo, tus lectores no te lo agradecerán porque no lo habrán leído, pero a cambio conseguirás que se mantengan en tu página.
3. Concluye al principio.
Los lectores quieren conocer la conclusión de un texto desde que empiezan a leerlo. Exponla al principio y luego di cómo has llegado a ella. Estén o no de acuerdo contigo, habrás conseguido que les llegue el mensaje que querías transmitirles. Seguramente, querrán descubrir cómo lo hiciste leyendo hasta el final.
4. Una idea en cada párrafo.
Para facilitar la comprensión general del texto, los expertos recomiendan que en cada párrafo se exponga solo una idea, ya que la sobreinformación distrae e impide que los lectores retengan lo que les estamos contando. Aporta información poco a poco.
Cuántas veces buscamos la conclusión nada más entrar a una página. Plantéala desde el principio y luego añade la información de cómo llegaste a ella.
5. Presenta los contenidos ya escaneados.
Las prisas y la impaciencia llevan a muchos internautas a leer a golpe de vista, por lo que es preferible que les hagas tú de guía y selecciones lo más importante utilizando títulos, listas o palabras destacadas con negrita. Las frases clave con las ideas principales puedes destacarlas entre todas.
6. Emplea un vocabulario comprensible.
Si te diriges a un público amplio, lo más aconsejable es que utilices un lenguaje llano, que puede ser igual de rico y preciso, y con él conseguirás que se entienda mejor el mensaje que quieres transmitir. El lenguaje especializado se emplea en sectores reducidos, por lo que solo hay que utilizarlo cuando es imprescindible.
Piensa cómo son tus lectores y adapta el vocabulario a la mayoría, así conseguirás que el mensaje llegue a muchas más personas, lo que hará que se entienda y comprenda mejor el mensaje que quieres transmitir.
7. Ten en cuenta la buena legibilidad.
El diseño de la página probablemente no dependa de ti, pero si tienes contacto con los diseñadores, solicítales tipografías fáciles de leer y tamaños generosos. Un texto que se lee mal, aunque sea muy bueno, puede llevar al abandono porque puede provocar una lectura cansada.
8. Antes de publicar, corrige.
No te olvides de consultar el diccionario, los textos con erratas o faltas de ortografía dan sensación de descuido y dejadez. Si, además, están mal puntuados, dificultan la comprensión y pueden llevar a equívocos. Cuando hayas terminado de redactar, vuelve a leer el texto despacio, mejor en voz alta, y si tienes la suerte de contar con un corrector en tu equipo, pásaselo siempre para que no se escape ni una.

Estas son algunas recomendaciones que yo suelo implementar a la hora de redactar mis artículos. Si has llegado hasta aquí es que este texto te ha resultado de interés. Me alegramos de ello y por eso te animo a que compartas este artículo, invitándote, además, a que añadas otros consejos que pienses que nos pueden servir de ayuda a los demás.
Hola Óscar. Genial artículo y fantásticos consejos. Nosotros los seguimos todos y realmente funcionan. Saludos.
Hola Federico. Gracias por tu comentario. Como bien dices, estos consejos funcionan a la perfección. La experiencia así lo demuestra. Saludos.